martes, 29 de diciembre de 2009
Ari Paluch, la espiritualidad y la Panamericana
Este colectivo tiene además un colectivero, pelado y que encima escucha a Ari Paluch. Mas allá de escuchar durante el viaje que han muerto cerca de 15 personas en apenas 20 minutos por diferentes causas, desde accidentes de transito a enfermedades modernas (y paranoicas), este calvo chofer saluda atentamente a cada pasajero que sube a su vehículo, luego de haberle acercado el mismo al cordón de la vereda para que ascienda.
Este espirituosos chofer detiene su colectivo si resulta necesario ante un desplante a una embarazada por parte de un dormilón repentino o ante la ceguera de los patéticos viajantes que recurren o son víctimas de la ceguera cultural. Distintas enfermedades que le vamo´a hacer!. Le toca bocina a los diareros y a sus colegas no sólo a los de la misma empresa, la linea 60. Silba bajo mientras menea su cabeza negando o asintiendo ante las palabras vertidas por el zen locutor.
El colectivo esta lleno de gente y de armonía, pero todo se ve alterado una vez que el vehículo sube a la General Paz, allí el dado comienza a moverse con fuerza, espasmódicos movimientos que le hacen creer a uno que el único numero que representa este peluche cubico es el 3; los pasajeros se mueven como si fuesen parte de una ola innavegable, la bocina ya no saluda sino que estremece oídos a propios y extraños, el silbido se transformo en ademán. Se nota en los rostros de los pasajeros que la esperanza esta puesta en la aparición de la Panamericana, sus 4 carriles y el espacio para un manejo sin sobre saltos. Ahí va, el colectivo esta por entrar a la avenida, se siente, se respira otro aire, Ari Paluch habla de la paz y el cariño de los zapallitos de Bruselas (?), sin embargo Olmedo ya no ríe, el dado dejo de moverse, el colectivo se detuvo, el chofer agarro el palo para golpear las ruedas y esta por trompearse con otro chofer.
Yo miro por la ventana y llego a la conclusión de que hay avenidas que son perjudiciales para la salud, como los cigarrillos, vió!
martes, 22 de diciembre de 2009
Un Jueves "Caotico"
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Relación dialectica Máquina - Hombre
lunes, 7 de diciembre de 2009
Observaciones de un hombre poco tacto
He visto hacer cosas difíciles en mi vida, desde cambiar un ventilador de techo (?) hasta predecir el ciclo económico de la Argentina. “He visto tantos monos, nidos, platos de café………..”, hoy y como para no perder la costumbre, me sumerjo entre los asientos y los boletos, para dar cuenta de un arte que sufre el menosprecio y la incomprensión de muchos, entre los que me incluyo.
Todos conocen a esta altura mi predilección por la vida colectiva y la vida “colectiveril”, por sus blancos y negros (“Yo no tengo grises y vos Passman, también la tenes adentro”), sus idas y vueltas, sus Retiro – Flores, sus Constitución – Lomas del Mirador, sin embargo el tema que me atañe hoy esta vinculado con las mujeres, con ese misterio que las constituye y las transforma en seres indispensables en nuestra vida. Un misterio que las constituye, que las atraviesa, como a todos nosotros, seres del más acá, nos ocurre con la ideología por más que concientemente no lo sepamos.
Además de ser la fuente principal de la vida, dueñas de un espacio lleno de calor y que conserva la vida de este mundo tan loco y perverso que nos inunda de publicidades sin sentido y de Marcelos Bonellis y Gustavos Silvestre (?), además de luchar incansablemente contra el machismo que gobierna al mundo, si, además de todo eso, se maquillan arriba del colectivo y sin poder explicármelo, jamás sufren accidente alguno.
Ahí esta ella, no importa en este caso como se llama, lo que si importa es que luego de apoyar la cartera en sus piernas y abrirla, saca los instrumentos a utilizar y mientras con una mano sostiene un minúsculo espejo con la otra se pinta los labios prolijamente, sin un mínimo defecto. Pienso, si yo fuera mujer, eso a mi me resultaría imposible, es mas creo que terminaría cantando al ritmo de “chu chua chu chua” y creyéndome Piñón fijo. En el último asiento de la fila de un solo asiento, hay una chica de rulos que maneja la jabalina para acomodarse las pestañas con una maestría inusitada, ante las frenadas inescrupulosas del chofer, ella imperturbable, le da el toque final a sus ojos, antes de, imagino, llegar a su trabajo.
No puedo entender como lo hacen, ni porque lo hacen allí arriba, aunque puedo suponer que por la falta de tiempo en los tiempos que corren. Estoy seguro, sí, de que es un hecho artístico, el delinearse los ojos en el 71 a las 8 de la mañana cuando éste está perdido en las entrañas de Villa Urquiza. Es un arte, que me resulta improductivo, pero arte al fin, el pintarse la cara con tanta maestría, sin sufrir una lesión ocular al intentar poner la sombra donde debe dar la luz (?), el de pintarse los labios sin que una loma de burro les tatúe un garabato en la calida piel.
En fin……observaciones del hombre poco tacto y bue..ahora los dejo tranquilos que me tengo que ir a depilar arriba del clark del deposito donde laburo (?)